Evidencias de explotación de recursos marinos hace 250.000 años en el Norte de África.

Una tesis defendida por Juan Jesús Cantillo, en base al trabajo realizado por el equipo investigador de la Universidad de Cádiz en el Abrigo de Benzú (Ceuta), ha puesto de manifiesto las evidencias más antiguas conocidas de la explotación de recursos marinos. En la tesis titulada "Análisis arqueomalacológico del abrigo y cueva de Benzú, Ceuta. El aprovechamiento de los recursos acuáticos por sociedades prehistóricas en la región histórica del Estrecho de Gibraltar" , se argumenta que en el Abrigo de Benzú existen evidencias de la explotación de moluscos hace unos 250.000 años, retrasando en unos 100.000 años las evidencias anteriormente conocidas y situando en el Pleistoceno Medio la aparición de esta práctica económica.


 Vista desde el Interior del Abrigo de Benzu




Con anterioridad a este hallazgo, las evidencias más antiguas de la explotación de recursos marinos se encontraban en Pinnacle Point, Sudáfrica, con unos 164.000 años de antigüedad, y en la Cueva del Bajondillo, Torremolinos, con unos 150.000 años de antigüedad.

Según los resultados de las investigaciones del equipo de Benzú, el 99% de las especies explotadas son lapas, pero con un tamaño mayor a las actuales. También han aparecido evidencias de otros moluscos que habían sido expuestos al fuego.

Aunque no hay restos óseos que permitan adscribir estas evidencias a una especie en concreto, el equipo investigador de Benzu lleva trabajando varios años en la hipótesis del contacto entre grupos a través del estrecho de Gibraltar, ya que en el yacimiento han aparecido útiles líticos de la cultura Musteriense similares a los realizados por los neandertales al otro lado del estrecho.

Es extrordinario el trabajo que se está realizando en este yacimiento, ya que además de evidenciar la explotación de recursos marinos más antigua, los útiles líticos podrían evidenciar (a la espera de que aparezcan más evidencias) el contacto entre las poblaciones a ambos lados del estrecho, lo que a su vez implica, como apunta Maju en su blog, una navegación a través de una distancia de unos 7 kilómetros, que es la distancia que tendría el estrecho de Gibraltar en el Pleistoceno, frente a los 14 km que tiene en la actualidad.

Como decía al principio, con anterioridad a esta tesis, las evidencias más antiguas de consumo de moluscos se encontraban en Sudáfrica, en Pinnacle Point, donde está documentada la recolección de moluscos hace unos 164.000 años; muy cerca de donde se documentó la presencia humanas se encontró otra cueva que parece que era una guarida de carnívoros en los que han aparecido dientes de leones y de hienas; parece que la alternativa del marisqueo permitió a los seres humanos no arriesgar tanto a la hora de buscar recursos cárnicos que conllevaban entrar en competencia directa con los carnívoros, y así reducir el riesgo de ser atacados (aunque también se han hallado restos de presas terrestres, e incluso tortugas); reducirían las partidas de caza, sustituyendo en determinados momentos la carne por el marisqueo.

La localización de la cueva hace que los seres humanos tuvieran que tener una gran capacidad de observación y planificación para la recolección de recursos marinos, debido a la peligrosidad de las mareas en este lugar.

También, junto a los moluscos, con estas dataciones de unos 164.000 años aparecieron unas laminitas de piedra tan pequeñas que se cree debieron ser enmangadas. 

En fechas similares al consumo de moluscos por Homo Sapiens en Sudáfrica, tenemos las evidencias del consumo de moluscos en la Península Ibérica por parte de los Neandertales, en concreto en la Cueva del Bajondillo (Torremolinos, Málaga), con una datación de unos 150.000 años de antigüedad. Un equipo internacional con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científica, con Francisco Jiménez Espejo a la cabeza, fue responsable del hallazgo en Septiembre de 2011.







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